Día Mundial del Medio Ambiente: El río Santa y la amenaza de los metales pesados
- Claudia Vergara - Castillejo
- 5 jun
- 2 Min. de lectura
El río Santa, fuente vital de agua para la región de Áncash, enfrenta una amenaza silenciosa: la presencia de metales pesados en sus aguas. Esta situación pone en riesgo la salud, los ecosistemas y la economía local.

Recientes estudios han evidenciado que en este río existen niveles elevados de metales pesados como arsénico, hierro y manganeso. Estas concentraciones superan los límites establecidos por los Estándares de Calidad Ambiental (ECA), lo que hace que el agua no sea segura, ni apta para el consumo humano.
La responsabilidad de la contaminación en el Río Santa, recae principalmente en las actividades mineras, tanto formales como informales, que liberan desechos tóxicos. Además, la desglaciación en la Cordillera Blanca expone minerales que, cuando se oxidan, generan ácido de rocas que liberan metales pesados en los ríos.
¿Por qué es alarmante?
El río Santa es esencial para el abastecimiento de agua potable, el riego agrícola y para la energía hidroeléctrica en la región de Ancash. La presencia de estos metales afecta la salud de las personas, y también la productividad de muchos sectores agrícolas.
Caso Huarmey: En esta provincia se han detectado niveles de arsénico en la sangre de los residentes que superan los límites máximos permitidos.

Entre 2019 y 2024, 469 personas en 21 distritos fueron afectadas por metales pesados en niveles peligrosos.



La contaminación del río Santa por metales pesados es un problema urgente que necesita acción inmediata de autoridades, científicos, empresas y comunidades. Es fundamental que las actividades mineras se realicen con responsabilidad y que las consecuencias de sus impactos sean asumidas. Proteger esta fuente de vida no es solo una cuestión ambiental, es una prioridad de salud pública. Garantizar agua limpia es garantizar el derecho a la salud de las familias ancashinas.
En este Día Mundial del Medio Ambiente, reafirmamos que cuidar los ríos es cuidar la salud. No hay desarrollo sin ecosistemas sanos, ni bienestar sin un entorno limpio.
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